Bruce Gold es una leyenda viva en Jeffreys Bay, siendo considerado uno de los últimos hippies surferos auténticos. Con poco más de 20 años, Bruce, abandonó su trabajo y sacrificó su estilo de vida para seguir sus sueños surfistas, actualmente, con 69 años y quedándole únicamente como posesiones materiales unas cuantas conchas, varias tablas de surf y un cofre, que nunca ha abierto y que contiene las últimas pertenencias de su amigo Miki Dora, todavía surfea y comparte agradables momentos y fascinantes y fantasiosas conversaciones con los foráneos.